Plan B

the beat goes on!

This is a low

012

I think too much
of things I want too much
It makes me hateful
and I say stupid things

De nuevo estoy atravesando una de mis temporadas de autoanálisis, lo cual a menudo se traduce en una innombrable insatisfacción con todo y con todos, pero más conmigo misma. Cuestiono las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida y lo que antes creí que era mi mejor jugada de un momento a otro pasa a ser mi peor elección.

Durante algunos meses estoy feliz, contenta, satisfecha (la evidencia aquí). Sin embargo, poco a poco el nivel de complacencia va decayendo. La mayoría de las veces esta se renueva y todo vuelve a la normalidad, mientras la vocecita conspiradora que susurra “¿de verdad estás contenta con esto?” se calla, o al menos logro ignorarla con relativa facilidad. Pero en periodos como el actual dicha complacencia de plano cae en picada y la aguja marca empty en grandes letras rojas en el tablero de mi conciencia. De repente, como un calambre, me llega la dolorosa rachita de incertidumbre, de cuestionamientos, de egoísmo y retraimiento, todo lo cual se manifiesta en la forma de conversaciones cortas y sosas. Una intimidad truncada. Casi un mes sin tocar a mi hombre o sin siquiera dejar que me toque. Y no es repulsión, pues lo encuentro tan atractivo y exquisito como siempre, pero la química, por el momento, no está ahí. O simplemente no estoy para cosas del cuerpo cuando en mi alma hay tanto desasosiego.

Una de las preguntas que me asalta con frecuencia es, ¿de qué me estoy perdiendo en esta vida? Quizá no me estoy perdiendo de nada, quizá nada más es una estúpida noción que tengo en la cabeza cuando en realidad ya no podría pedir más (y tengo que aprender a verlo así. Or do I?). Y sin embargo lo hago, quiero hacer y vivir más, y entonces se instala en mí una sombra de culpabilidad y me autocalifico de egoísta, inmadura, superficial, exigente y berrinchuda.

Quisiera estar sola, despertar en un departamento sólo mío, abrir los ojos y encontrarme con los muebles y los libros y el escritorio y el gato y nadie más. Regresar del trabajo y no tener que hablar con nadie. Preparar comidas para uno y hacer las compras para uno. Y sin embargo, estoy harta de estar sola y sentirme aislada. No tengo amigos en esta ciudad, y los que tengo en otras siento que los estoy perdiendo debido a la distancia y tiempo, dos factores invisibles que a pesar de ello dañan de formas muy tangibles. Empiezo a dejar de odiar a Plymouth sólo para empezar a detestarlo de veras, con todo mi ser. Maldito pueblote de mierda disfrazado de ciudad. Me está robando tanto, y sin embargo, no veo (o no puedo, no quiero ver) la manera de quitarme esta fastidiosa bolsa que me está asfixiando de a poco. Quisiera tener tiempo, dinero y fuerzas suficientes para largarme de viaje (esas ansiadas visitas a Japón, Suecia, Australia y Nueva York cada vez se ven más y más lejanas en el mapa de mi vida) y tener aventuras locas y absurdas como las de antaño, o simplemente tener una vida que me permitiera hacer travesuras, despilfarrar, embriagarme a placer de música y alcohol y saltar de una cama a otra sin que me importara un carajo. Pero ahora todo me importa mucho más que un carajo. Y es una faceta de adulta cansada y seria que no logro digerir ni aceptar.

Lo mismo me pasa con la idea del matrimonio. La palabra “esposa” sigue dándome repelús. No me gusta, no me define, no soy yo, y aunque creí que con el tiempo iba a acostumbrarme, más bien ha pasado todo lo contrario: cada vez me gusta menos, tanto en inglés como en español. Tanto “missus” como “señora” fucking suck big time.

(Aquí debo mencionar, para el que no conozca el rollo que es mi vida sentimental y que por ello esté pensando “¿y entonces por qué diablos se matrimonió esta mujer?”, que me casé por motivos meramente burocráticos y logísticos. Si el mundo fuera un lugar diferente y uno pudiera vivir en donde le diera la gana sin tener que justificar un sinnúmero de estupideces con un montón de papeles, yo viviría en feliz cohabitación y no matrimonio, algo en lo que nunca he creído y que jamás he considerado que sea para mí).

Me gusta consolarme pensando que las cosas podrían ser mucho peores, que aunque tengo derecho a quejarme, también debo forzarme a salir del ánimo de queja para abrir los ojos y darme cuenta de que debo tener la claridad y sensatez suficientes para reconocer que no estoy tan mal y que algo de gratitud no está de más. Pero comparar mi vida con la de otros para medir mi nivel de ¿éxito, fracaso? no me apetece. Quiero medir mi nivel de felicidad y autosatisfacción con mi propio baremo, el mismo que hasta hace un par de años me dictaba con precisión que todo estaba bien, que las malas rachas eran sólo eso pero que en una escala del 1 al 10 mi vida, a pesar de todo, bien podría haberse llevado un bonito 9. Y ahora no sé ni por dónde empezar a calificar lo que me pasa entre un lunes de septiembre y un miércoles de marzo.

A veces quisiera que el futuro estuviera aquí, con tal de dejar de esperar que algo (ya, lo que sea) suceda y asirme de algo certero. Pero otras veces -como hoy-, ni siquiera tengo ganas del futuro. Al diablo con el futuro.

What a drag it is getting old.

3 responses to “This is a low

  1. Ingrid March 9, 2009 at 5:07 am

    Quiubo!

    Pues es que tu situación en un país lejano te hace especialmente vulnerable a cambios de humor y todo esto. No es que pretenda analizarte, ni que fuera yo psic… errr bueno si, un poquito, pero a mi también me pasa de tanto en tanto de sentir ese bajón.
    Pero soy muy inquieta y siempre he pensado que los cambios no siempre llegan solos, uno los busca, uno los provoca, y eso es lo que siempre hago. Cuando las cosas empiezan a languidecer pues.. ¿por qué no alterar un poco el ritmo? Y hago pendejadas, muchas, claro, pero no sabes cómo me divierto en el ínter.

    Para mí no hay nada como vivir solo, nunca podría vivir totalmente en pareja pero a veces es como querer lo mejor de dos mundos, yo hasta ahora sólo he aprendido a vivir con lo que si puedo tener, quererlo y aceptarlo cuando es irremediable.

    Te deseo un up de nuevo y te quiero harto, aunque no estemos nada cerca ni nada, pero eres tan linda que como quisiera conocerte e invitarte una borrachera descomunal y que me presumas tus mejores canciones 😛

    Un abrazote

  2. sailorblur March 13, 2009 at 9:05 pm

    @Ingrid: La idea de la borrachera descomunal me parece una excelente sugerencia. Prometo que cuando vaya a México intentaré hacerme un campito para ir a GDL y organizar un “meet & greet” con la propietaria de mi taberna preferida 😉

    Fíjate que desde que escribí este post me siento mejor, no al 100%, pero creo que sirvió para desahogarme y eso ya es algo. Escribir en el blog es algo que quiero tomar más en serio, pues me hace sentir bien y además creo que no lo hago tan mal (la modesta y unos cuates). Es un pequeño cambio/hábito que quiero implementar para no sentirme tan aislada del mundo. Y pues a ver qué otra cosa se me ocurre, estos bajones no me gustan nada (ya hasta estoy pensando que tengo una propensión algo sospechosa a la depresión, chiiiiin) y tengo que encontrar la forma de exorzicarlos como mejor pueda. Gracias por pasarse por Plan B y dejar sus siempre valiosas recomendaciones 😀

  3. Supernova March 13, 2009 at 10:32 pm

    puees creo que lo mejor es leer que ya te sientes mejor, creo que este tipo de bajones es normal que nos pasen a todos en la vida, y pues viendo tu situación creo que es bastante entendible. Sería tal vez mas preocupante si te duran mucho o son muy constantes pero mientras la felicidad sea mayor a la tristeza o soledad, creo que hay esperanza de que todo esta bien y puede mejorar.

    Eh, claro, mi opinión verdad, espero no estar metiendo mucho de mi cuchara ni entrometerme demasiado je…

Leave a reply to Ingrid Cancel reply